Año 2020. El año de la pandemia de la COVID-19. La enfermedad que hizo que millones de personas del mundo desarrollado viviéramos lo que de forma continua se vive en tantos países en vías de desarrollo: el miedo a la muerte. El miedo a la pérdida de seres queridos.
De golpe hemos comprendido lo que sienten millones de personas en el mundo. Sabíamos que “eso” pasaba pero no lo hemos entendido hasta que lo hemos vivido en carne propia. Sucede muchas veces. El dicho de nuestras amamas cuando dejábamos un plato a medias : “¡Una guerra teníais que haber pasado!”. Por desgracia, demasiado a menudo, no valoramos adecuadamente lo que tenemos hasta no perderlo.
La salud, la ausencia de confl ictos armados, una buena alimentación y una vida cómoda. Sin embargo, en muchos de los lugares donde Mundukide trabaja, la pandemia ha sido “tan sólo” otro problema más. Porque ha habido problemas mayores.
Así, en Mozambique, fueron más de 600.000 los desplazados debido a la violencia yihadista. Y en Etiopia, Kenia y Somalia sufrieron la peor plaga de langosta de las últimas décadas que se llevó por delante el escaso alimento de millones de personas. Y tantos otros problemas que nunca salen en las noticias pero que están.
Todo esto nos ha obligado a transformarnos, a digitalizarnos, a inventar nuevas formas de ayudar. Nuestros cooperantes se merecen este año, un especial reconocimiento por su valor y fortaleza en unas circunstancias en las que han estado más rodeados que nunca de penurias.
Y pese a todo, hemos contado con más solidaridad que nunca de nuestras cooperativas, de nuestras personas socias y amigas. Porque si algo bueno ha tenido este terrible tiempo que hemos vivido ha sido que la solidaridad ha vuelto a surgir como lo hace casi siempre que hay una terrible crisis. Por todo eso, muchas gracias.
Aun tenemos mucho trabajo pendiente pero también muchos besos y abrazos pendientes. Con el recuerdo de quienes nos han dejado en la memoria y con la alegría de saber que este año podremos saldar buena parte de nuestra deuda de besos y abrazos, seguiremos trabajando para hacer este mundo un poco mejor.
Un abrazo y muchas gracias.
Iñigo Albizuri Landazabal