A finales de febrero, el Parlamento de Etiopia puso fin al estado de emergencia decretado en noviembre de 2021 con el que oficialmente se declaró el cese de hostilidades entre las tropas federales y el ejército de la región de Tigray, al norte del país. Con ello Mundukide pudo volver a tener presencia en Etiopia para la ejecución y seguimiento de sus proyectos iniciados el año anterior.
Mientras tanto la población de las zonas rurales donde desarrollamos nuestra actividad ha seguido trabajando sus campos, cuidando de su ganado y atendiendo a sus pequeños negocios, con un ojo puesto la nueva paz firmada con la esperanza de que les proporcione un periodo de tranquilidad y con la cabeza y manos asentadas en sus labores cotidianas y en el cielo por la escasez de lluvias que de momento se está produciendo.
Este año se torna indispensable una buena cosecha que permita producir alimentos con los que proveer los hogares y poder vender el excedente, más viendo las medidas que el año pasado se tomaron a nivel nacional, dando prioridad a la producción de cereales sobre la de hortalizas y, en cierta medida, previendo el conflicto entre Rusia-Ucrania que, de manera significativa afectará a la seguridad alimentaria del cuerno de África. Etiopia, aunque un gran productor de trigo, maíz y cebada no puede abastecer a una población cada vez mayor, por lo que depende en gran medida de la importación de cereales para cubrir las necesidades de su pueblo. Si bien en Europa nos preocupa gravemente el corte de suministro energético que la guerra está generando, desde aquí se sigue con atención el desarrollo de las hostilidades por la más que previsible falta de envió de cereales que tendrá lugar este año.
En las encuestas que desde Mundukide estamos realizando a las campesinas y campesinos que forman parte del proyecto, se observa claramente cuáles son sus temores para un futuro inmediato y las preocupaciones que más directamente les conciernen. Estas se agrupan en tres pilares para ellos básicos: el miedo al cambio climático que afecta sus medios de vida, la sensación a lo largo del tiempo de un periodo de inseguridad que no les permite hacer planes a medio-largo plazo, y la consecuente subida de precios debido a la inflación que ha degenerado en altos costes en todos los productos, desde los básicos para la vida diaria hasta los insumos con los que dotar a sus campos de unos mínimos de calidad. En resumen, estas aprensiones se focalizan en dar de comer a sus familias.
Si bien es cierto que los continuas interrupciones a lo largo del 2021, de momento no nos han permitido tener una labor tan constante como desearíamos, durante este año Mundukide, a través de sus actividades centradas en las necesidades observadas proporcionará formaciones e insumos que permitan al campesinado no detener sus producciones, creará huertos familiares que sirvan de soporte a las dietas de las familias que forman parte de los programas y nos comprometeremos con grupos de agricultoras para proveerles de microcréditos con los que afrontar la compra de materias. En marzo ya se distribuyeron aves de corral y pienso para la creación de gallineros y se están estableciendo conversaciones con las autoridades locales para la rehabilitación de zonas degradadas que permitan su utilización agropecuaria/forestal con el tiempo.