Jaime Fernández Ortiz – Cooperante en Mozambique
«Hoy, 25 de noviembre, nos unimos a millones de voces en todo el mundo para recordar una realidad que sigue marcando la vida de demasiadas mujeres: la violencia de género. No es solo un problema individual; es un desafío global que atraviesa fronteras, culturas y niveles económicos. Afecta a niñas, jóvenes y mujeres de todas las edades, limitando su libertad, su salud, su dignidad y sus oportunidades de futuro.
En África, esta realidad es especialmente dura. Persisten formas de violencia física, psicológica, económica y sexual que se ven agravadas por conflictos armados, desplazamientos, crisis humanitarias y desigualdades históricas. En Mozambique, como en muchos países de la región, la violencia contra las mujeres continúa siendo un problema cotidiano y profundamente arraigado. Muchas mujeres viven en entornos donde denunciar no es fácil, donde las estructuras de apoyo son frágiles y donde los mecanismos de protección aún no llegan a todas.
Sin embargo, también aquí encontramos esperanza. Sabemos —y la experiencia comunitaria lo demuestra una y otra vez— que cuando las mujeres tienen autonomía económica, el riesgo de sufrir violencia disminuye drásticamente. Una mujer con ingresos propios, con acceso a formación, con oportunidades reales de empleo o emprendimiento, tiene más capacidad de decisión, mayor independencia, más herramientas para salir de relaciones abusivas y más voz dentro de su familia y su comunidad.
La economía de las mujeres no solo transforma su vida: transforma la sociedad. Reduce la vulnerabilidad, fortalece la educación de los hijos e hijas, impulsa la participación comunitaria y rompe ciclos de pobreza y violencia que a veces han durado generaciones.
En un día como hoy, no solo recordamos la gravedad de este problema: reafirmamos el compromiso de trabajar para que cada mujer, en Mozambique y en todo el mundo, viva libre de violencia. La igualdad no es un ideal lejano: es un camino que construimos con políticas, con educación, con respeto —y, sobre todo, con oportunidades económicas reales para todas.
Hoy honramos a las mujeres que han luchado, a las que siguen resistiendo y a las que necesitan que actuemos con urgencia. La eliminación de la violencia no es solo una meta: es una responsabilidad colectiva.»
Jaime Fernández Ortiz – Cooperante en Mozambique


