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Mucho trabajo y poco beneficio, el día a día de muchas personas trabajadoras del mundo

30 junio 2025

La esperanza de vida, la educación, la alimentación, la vivienda y otras variables básicas nos muestran que en el mundo más de 1.000 millones de personas viven en una situación de extrema necesidad, así como que hay casi otros 2.000 millones de personas que, sin llegar a estar en una situación de extrema necesidad, pasan apuros para vivir.

Pero lo que queremos destacar aquí es otra cuestión: que esas personas, la inmensa mayoría de ellas, trabajan. La mayoría de ellas empiezan a trabajar desde una edad más joven que la nuestra, y no tienen la oportunidad de jubilarse, sino que continúan trabajando hasta el final de sus vidas. Trabajan más horas y, en general, en trabajos más duros que los nuestros. Sin embargo, a duras penas consiguen recursos suficientes para sobrevivir.

Esa es la razón de la pobreza en el mundo. No es porque algunas personas estén ociosas, sino porque no obtienen un rendimiento suficiente de su trabajo.

La mayoría de estas personas trabajan en la agricultura, pero otras se dedican a vender comida en la calle, ejercen de taxistas en bicicleta, limpian las casas de otras personas o desempeñan otro tipo de tareas.  Sea cual sea el oficio que ejerzan, la mayoría dispone de pocas herramientas, no ha recibido capacitación formal para trabajar, ejerce prácticamente sin capital, trabaja en solitario o en grupos pequeños, etc.

Cuando una persona trabaja en la agricultura sin más herramientas que el hacha o la azada, sin tractor, sin mula, sin riego, a expensas de la lluvia, sin abono, cuando únicamente puede vender su producción en el mercado del barrio… En esas condiciones, ¿es raro que aun trabajando mucho el beneficio sea escaso?

Para que la sociedad progrese, es imprescindible que las personas trabajadoras obtengan un rendimiento digno de su trabajo. No hay más que leer TU-Lankide para comprobar la importancia que otorgamos a este tema. Aquí estamos permanentemente buscando nuevos mercados, inventando nuevas tecnologías, comprando nuevas máquinas y utensilios, formándonos o implementando nuevas formas de organización.

Cuando creamos Mundukide éramos plenamente conscientes de que, igual que para el desarrollo de nuestro país fue fundamental que trabajadoras y trabajadores obtuvieran el mayor provecho posible de su trabajo, también para el desarrollo de otros países era crucial que las personas trabajadoras pudieran ser dueñas de su trabajo y trabajar eficazmente.

Cuando toda una sociedad está funcionando casi sin capital, sin tecnología, sin capacitación o sin una organización eficaz, un poco de ayuda exterior puede ser de gran ayuda para empezar a mover las cosas.

Por ejemplo, en Brasil, donde millones de personas no disponían ni de trabajo ni de tierras de cultivo, crearon hace 40 años el denominado Movimento dos Trabalhadores Sem Terra (MST) y, desde entonces, han obtenido tierras para cientos de miles de personas. Y, durante estos últimos años, gracias a la colaboración entre el MST y Mundukide, hemos buscado nuevos mercados para sus productos, hemos mejorado los procesos de contabilidad de las cooperativas y, en aquellas que se encuentran más adelantadas, hemos instalado sistemas ERP.

Por otra parte, en Mozambique, el 70 % de la población es agricultora y trabaja con tan pocos recursos que el valor de las escasas cosechas que obtiene no llega a los 300 euros anuales. Y con eso deben vivir familias de 4 o 5 miembros durante todo el año. En ese contexto, las organizaciones agrarias y Mundukide han trabajado conjuntamente en el análisis de las demandas de mercado y en la promoción de nuevos cultivos. También, junto con organizaciones agrarias, se ha creado un completo sistema de capacitación, se han organizado grupos vecinales para comprar herramientas y semillas más baratas o vender la cosecha a mejor precio… Y gracias a todo esto, las más de 30.000 familias que han participado en estos años en el programa ganan ahora al año 6 millones de euros más que antes, utilizando nuevas técnicas y vendiendo nuevos productos en nuevos mercados.

El objetivo de todos nuestros programas es crear nuevas oportunidades para que trabajadoras y trabajadores obtengan un rendimiento provechoso de su trabajo. Que las personas trabajadoras sean dueñas del beneficio de su trabajo, sin depender de nadie. Que aun después de que acabe el programa, sigan con su trabajo y que los beneficios obtenidos sean suficientes para mejorar su modo de vida y su sociedad.

No se presta la debida atención a la importancia que tienen el trabajo y las personas trabajadoras para el desarrollo y el bienestar de los pueblos. Son pocas las organizaciones no gubernamentales de desarrollo especializadas en el ámbito laboral, y, seguramente, no es casualidad que una ONGD de ese tipo haya surgido en nuestro entorno.

Proclamemos en voz alta que todas las personas trabajadoras del mundo tenemos derecho a vivir dignamente de nuestro trabajo. Promovamos la solidaridad entre trabajadoras y trabajadores. Pongamos nuestra experiencia y recursos a disposición de quienes tengan una mayor necesidad que la nuestra. Ofrezcamos nuevas oportunidades a quienes hasta ahora han tenido pocas. Para que ellas y ellos también puedan vivir de su trabajo y crear mejores sociedades.

 

 

 

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