El 15 de febrero el Parlamento Vasco aprobó la nueva Ley de Cooperación y Solidaridad.
El PNV, EH Bildu, el PSE-EE, Elkarrekin Valencia-IU y el PP abandonaron las discrepancias y votaron a favor de la ley. Así, siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la Organización de las Naciones Unidas, invitaron a la sociedad vasca a no dejar a nadie atrás.
Quiero destacar algunas novedades de esta ley. En primer lugar, establece un nuevo Marco jurídico para reforzar la colaboración interinstitucional –Gobierno Vasco, Diputaciones y Ayuntamientos– y amplía el ámbito a la Universidad del País Vasco y Eudel. Y supone algunos avances importantes en la coherencia de las políticas de desarrollo. Además, apuesta más por la transparencia y la rendición de cuentas en las políticas de cooperación. Por otro lado, incorpora enfoques a favor de los derechos humanos, el medio ambiente, los principios democráticos y el feminismo. Asimismo, se compromete a poner en marcha herramientas y mecanismos para simplificar y flexibilizar los trámites administrativos. Asimismo, reconoce y refuerza el protagonismo histórico de las ONG de desarrollo.
Según datos de los últimos veinte años, sólo el 1,5% de la inversión extranjera realizada desde Euskadi se ha trasladado a África. En cuanto a la cooperación al desarrollo, del total de fondos aportados por la administración pública vasca, el destinado a cooperación con África es de 5 euros por persona y año.
Por lo tanto, para ser parte del cambio que queremos ver en el mundo, tenemos que hacer más esfuerzo para fomentar la solidaridad y movilizar a la sociedad y a sus instituciones. Y, cómo no, en los presupuestos de las instituciones públicas y privadas, hay que comprometer más dinero para el Sur, con el objetivo de destinar el 0,7% de la renta nacional bruta a la ayuda oficial al desarrollo.
Josu Urrutia Beristain
Director de Mundukidey Presidente de la Coordinadora de ONGDs de Euskadi