1 de Marzo, día establecido para recordar una tragedia ocurrida en Colombia: en 1992, diez recicladores fueron asesinados en una universidad.
El personal de la Universidad Libre de Barranquilla engañó a los recicladores y les invitó a acceder a las oficinas para suministrarles material de reciclaje. Una vez dentro, fueron asesinados con palos y disparos de bala para investigar cuerpos y traficar órganos. Un superviviente de la zona denunció la trágica situación. De hecho, el hombre, tras el ataque, les hizo creer que estaba muerto y luego huyó para avisar a la policía.
El reciclador básico recoge, selecciona, recupera, transforma, comercializa y reutiliza los residuos sólidos. Sus ingresos se generan a medida que se va vendiendo el material recuperado. Para ello recorre las calles en busca de material que expulse la comunidad o recolecta materiales en vertederos de varias ciudades.
Los recicladores existen en Colombia desde hace más de 60 años. En el fondo, son una consecuencia de la emigración. La grave situación de violencia que viven en las zonas rurales hace que la gente se mueva a las ciudades. Pero en las zonas urbanas, ante la escasez de trabajo, muchos habitantes humildes, en su mayoría mujeres, optan por buscar una alternativa digna para vivir entre las basuras y los residuos.
A partir de esta situación crítica y adversa, muchos recicladores comenzaron a organizarse, constituyendo así las primeras cooperativas del país. Desde entonces, se trata de un movimiento extendido por toda Colombia y con el que Mundukide colabora desde hace cuatro años.
El objetivo de la Asociación Nacional de Recicladores/as de Bogotá es que el colectivo de recicladoras, mayoritariamente mujeres, pase de ser el de bajo nivel social a ser el más importante. Y en ese camino contarán con la ayuda de Mundukide.
Josu Urrutia Beristain- Director de Mundukide