En esta época en la que se celebran las asambleas generales de las cooperativas, hemos pensado en recordar la contribución que desde las mismas se hace al trabajo de Mundukide.
Hace 25 años, algunas Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo y Cooperativas fundaron Mundukide.
En nuestra sociedad, veíamos que habíamos superado las carencias y angustias más graves de la dictadura y que las actividades de nuestras cooperativas nos estaban llevando a nuevos lugares del mundo. Éramos conscientes de que estábamos entre los más ricos del mundo y también sabíamos que muchos otros en el mundo vivían en dificultades extremas. Y así, vimos que también a nosotros/as nos había llegado la hora de responder a nuestras responsabilidades más allá de nuestro entorno más cercano.
Y decidimos empezar a colaborar. Una cooperación con una visión diferente.
Existían ONG que trabajan en salud, educación, derechos humanos y cuestiones medioambientales. Pero nuestro posible ‘valor añadido’ no estaba ahí. Basándonos en nuestra historia y experiencia, estaba claro que debíamos orientar nuestra actividad hacia el mundo del trabajo.
De hecho, cualquier grupo humano, para tener una vida digna. Para sostener la alimentación, la vivienda, la educación, la salud y otros muchos aspectos importantes, debe disponer de algunos recursos. Y solo hay tres formas de obtener recursos: pedir, robar o crear.
La persona que pide siempre depende de otras y la que roba vive siempre huyendo. La única vía a largo plazo es crear.
Ya sea con agricultores/as en Mozambique, recicladoras/es en Colombia, acampados/as del MST en Brasil o con quienes en Cuba querían abrir un espacio a la iniciativa popular en la economía. Esa ha sido siempre nuestra contribución: la organización del trabajo para poder acceder a recursos adecuados.
Otro concepto fundamental que ha estado en la base de Mundukide ha sido que la solidaridad no puede ser algo que hagamos de vez en cuando, cuando nos conviene o cuando nos apetece. Si realmente se quiere lograr un cambio significativo, sabíamos que se necesitaba un trabajo continuo. No conveniencia, sino compromiso.
Y en esto es destacable el compromiso de todas las personas que forman parte de Mundukide. Desde que Mundukide se fundó, la economía ha tenido muchos altibajos y las cooperativas también han tenido años prósperos y años difíciles. Beneficios y pérdidas. Pero cada año, al menos los que han podido, se han acordado del trabajo de Mundukide. Y en promedio, las contribuciones de las cooperativas han representado el 35% del presupuesto de Mundukide. Y ello, ha sido de gran ayuda para poder trabajar en estrategias a largo plazo.
Y no solo dinero. En todos estos años, un tercio de las personas que han trabajado en Mundukide también han venido de las cooperativas. En el País Vasco, Brasil, Mozambique, Ecuador, Colombia, Cuba… en todos ellos ha habido personas provenientes de las cooperativas.
En nuestro trabajo, necesitamos personas con diferentes experiencias y habilidades. Algunas que conocen la cooperación, otras que tengan experiencia en diferentes países y también aquellas que tienen experiencia en cooperativas, producción, ventas y similares. Y teniendo en cuenta que, se diga lo que se diga, la mayor parte del conocimiento del mundo no está en internet, sino en las personas que lo ponen en práctica; nos es fundamental contar en el equipo también con personas con experiencia en el mundo de la empresa. Por eso también, felicitaciones a todas y a todos.
¿Y en qué y cómo utilizamos el dinero, las personas y la experiencia?
En Colombia, por ejemplo, estamos colaborando con quienes recogen cartón, plástico y similares en la calle. Y aunque la dignidad del trabajo tiene un aspecto psicosocial, también tiene un aspecto material muy importante. Estamos colaborando para que puedan trabajar en mejores condiciones y con un rendimiento adecuado. Bajo el amparo de una asociación, logrando que los ayuntamientos paguen por el trabajo de limpieza del entorno, añadiendo valor a lo recogido, etc.
En Brasil, estamos colaborando con un movimiento social muy importante (MST). Reúnen a personas sin trabajo ni hogar, y consiguen tierras para que puedan vivir y trabajar. Crean nuevos barrios y abordan todos los aspectos de la vida: educación, salud, y muchos más. También en el ámbito productivo. Han creado muchas cooperativas. Pero las cooperativas no se pueden gestionar como un movimiento político o social. Necesitan otro tipo de gestión. Para eso nos llamaron y en eso estamos trabajando juntos/as. Organizando la producción, ventas, trabajadores/as, socios/as, etc. Para que los miembros de dicho movimiento puedan contar con los recursos para mejorar sus vidas.
Y en Mozambique, estamos trabajando con familias campesinas. Sumergidos en una pobreza extrema donde la economía familiar anual es de solo 200-300 euros. Allí sólo la agricultura puede generar salidas para emplear con provecho a los y las campesinas que son la mayoría de la población. Y en ello estamos: Buscando nuevos productos y mercados; Poniendo en práctica nuevas técnicas; Acompañando para encontrar formas de vender las cosechas al mejor precio posible.
Desde 2002, han sido docenas de miles de familias las que han participado. Y el año pasado, por ejemplo, por cada euro que el programa invirtió en crear esas nuevas oportunidades, los campesinos que aprovecharon esas oportunidades ganaron 3 euros con su trabajo.
Solidaridad y responsabilidad. Tomar decisiones, trabajar y disfrutar de los beneficios o afrontar las pérdidas. Unir fuerzas y organizados enfrentarse a los retos. Aprender y utilizar nuevas técnicas. Crear oportunidades que puedan ser útiles para la mayoría, no solo para unos pocos. Para los hombres y las mujeres. Imaginar un futuro mejor y responder de manera práctica a las dificultades diarias. Más trabajo que palabras. Navegando las contradicciones del día a día. Práctica, práctica y práctica. Ese es nuestro camino.
Gracias a todos por el dinero, las personas y, sobre todo, por esta forma de hacer tan nuestra.
Artículo origina publicado en TU Lankide
