Termina un año marcado por la invasión rusa de Ucrania. Ahora los bombardeos, las muertes y las personas refugiadas están en Europa y por eso recibimos información todos los días. Eso sí, desgraciadamente, la de Ucrania no es la única guerra en el mundo.
En Mozambique, la insurgencia islamista, nos ha obligado a reducir nuestra actividad en Cabo Delgado, sin embargo, continuamos ofreciendo a más de 10.000 familias campesinas oportunidades de cultivo para mejorar su alimentación y obtener pequeños ingresos con los que mejorar su vida.
La guerra del Tigray, paralizó durante los primeros cuatro meses del año nuestra actividad en Etiopía, pero hemos conseguido impulsar con 600 mujeres sus huertos, árboles frutales y granjas de pollos.
En Colombia, asesinan a diario a campesinos que defienden sus tierras. Nuestro trabajo acompaña las comunidades indígenas Pasto, de Colombia y Kichwa de Ecuador para hacer compatible su filosofía de vida en comunión con la naturaleza, con una producción sostenible y comercialización justa reconocible en el mercado actual.
Además, continuamos nuestra labor de formación y acompañamiento en la gestión a más de 5000 cooperativistas: En Ecuador en el valle de Intag, en Colombia en las cooperativas de recicladoras y en Brasil en las cooperativas del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra.
Porque la vida continúa y el pasado quince de noviembre nos anunciaron que ya somos más de 8.000 millones de habitantes en el planeta. Debemos entender esta cifra como una llamada de atención para que la humanidad mire más allá de los números y cumpla con su responsabilidad compartida de proteger a las personas y al planeta, comenzando por las personas más vulnerables.
Estamos muy agradecidos/as de poder contar con todas las colaboraciones en nuestro objetivo de no dejar a nadie atrás, y poder aumentar nuestro compromiso por un mundo más justo y sostenible.
Feliz Navidad.